Xosé Comoxo
Nun
libro recente do historiador Xosé Ramón Barreiro sobre a Guerra da Independencia,
explica as revoltas acaecidas na Coruña o día 30 de maio de 1808, despois de
estudar un documento anónimo explicativo dos feitos.
O
acontecido tamén foi recollido por un personaxe que viviu de cerca todo; trátase
de Antonio de Alcedo, mariscal de Campo, presidente da Xunta de Goberno
de Galicia. Redactou o texto cando o polémico Francisco de Biedma, de 76 anos, estaba en
Segovia , en pleno mes de novembro de 1808, moi “devil de salud” debido a unha
ferida que recibira no desembarco de Argés, e pretendía residir en Madrid, “en
consideracion de que este frio (segoviano) ha de dificultar mi
restablecimiento”. Pretensión que non lle foi aceptada pola Xunta de Goberno do
Reino.
Alcedo,
explícase así:
“Digo que hallandose el día 30 de
mayo de este año de Presidente de esta Real Audiencia, estando Yo en Palacio
como a las diez y media de la mañana para tomar el santo de el Comandante
General Dn Antonio Filangeri que havia entrado tres dias antes en esta Plaza,
nombrado por la Junta de Govierno que presidia el Señor Ynfante Don Antonio, se
conmovio y alborotó el Pueblo, agolpandose de tropel infinita Gente en la Plaza
de Palacio, apedreando las ventanas, queriendo forzar la escalera, y pidiendo a
voces las cavezas de Biedma y Filangeri. Viendo Yo que crecía cada vez mas el
tumulto y la gritería propuse que bajase alguno para hablar al Pueblo; pero de
los muchos oficiales y Cavalleros que estaban con el General ninguno se movió
ni dijo nada, por lo que me determiné Yo a bajar a la Plaza solo, y con mucha
dificultad y no sin riesgo logré introducirme entre la muchedumbre y clamar que
vinieran tres o quatro a tratar con migo; pidieron que se pusiese la vandera en
el Baluarte de la Puerta Real, y se hiciese la salva acostumbrada los dias de
Gala y inmediatamente hize llamar a un Ayudante de la Plaza y di orden de
executarse uno y otro, luego me pidieron armas para armar el Pueblo y que se
entregasen las Personas de Filangeri y Biedma, pero negandome a ello les dije
que yo no tenía mas armas que las precisas para defender la Plaza, como havia
Jurado para lo que contaba con ellos y los armaría; pero no para armar Mugeres
y muchachas, y estubiesen seguros que me tendrian siempre a la caveza hasta
perder la vida, y que los dos Generales eran fieles vasallos de el Rey y
verdaderos españoles que deseaban acreditarlo en defensa de la Justa causa de
que Yo respondía, y que no diesen credito a voces que nacian de los Franceses
para sembrar la discordia, ni manchasen el honor español ni el de Galicia.
Convencidos de estas razones prorrompieron todos en vivas y aclamaciones al
Governador, ofreciendo confiar en el como el mas verdadero español, y estar
siempre obedientes a sus órdenes asegurando no perturbar a Filangeri, Biedma,
Consul de Francia, cuyas casas havian embestido, ni a otro alguno retirándose,
y me han cumplido quanto ofrecieron.
Bolví a Palacio y me hallé solo
por que el General Filangeri y quantos estaban con el escaparon por la huerta y
se embarcaron por un Postigo inmediato, a poco rato vinieron el Mariscal de Campo
Don Geronimo Verde y el Capitan de Artilleria Don Manuel Torrado que fueron los
únicos que me acompañaron y trabajaron en contener al Pueblo que nuevamente
bolvió a enfurecerse con la noticia de que en el Ferrol se estaban embarcando
en un Navío de Guerra seis mil fusiles para América por orden de Munat; y por
la orden que havia dado Filangeri para que marchase inmediatamente al Ferrol el
Regimiento de Navarra que havia mas de dos años que estaba de Guarnición en
esta Plaza, rompieron todos los vidrios y papeles de las paredes de Palacio
hicieron pedazos quantos muebles havia en el llevandose muchas cosas, y por
ultimo embistieron el Parque de Artilleria y sacaron todas las Armas que havia
en el. Cansados ya y en fuerza de mis persuasiones y de Verde y Torrado y de
haverles ofrecido que inmediatamente se desembarcaría los Fusiles y bolveria el
Regimiento de Navarra se aquietaron, y conseguimos que al dia siguiente sacando
en Publico el Retrato de nuestro Rey fuesen a mi lado los Generales Filangeri y
Biedma seguidos del Pueblo y victoreados por esto, y empezaron a bolver al
Parque las Armas que havian sacado y mandó la Junta que se havía formado de
orden de la Audiencia compuesta de las Autoridades que tenian empleo por el Rey
y de otras clases en numero de quarenta...”
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